sábado, 11 de junio de 2011

Clínica Limatambo, precio alto, nivel de atención y servicio muy bajo




Este martes 07 de junio  me vi en la necesidad de ir a esta clínica de San Isidro, de la que tenía un seguro adquirido años atrás, para ver una molestia que se me   estaba presentando en   uno de mis  ojos,  por mi misma actividad  de escribir, este día decidí  darle la atención necesaria.

Después de informarme que oftalmología quedaba en el  tercer piso  me dirigí  al mismo  , donde  me presenté al mostrador donde había una señorita  muy bien vestida y pintada , me dio la impresión  que estaba por irse a alguna reunión personal y  después de esperar como 10 minutos mientras terminaba de platicar con  otra señorita ubicada en el mismo espacio , pero esta vestida de enfermera  , ambas con  archivos sobre las piernas , me vi en la necesidad de dirigirme a la primera  para  hacerle presente que  necesitaba me atendieran situación que creo una mirada nada cordial hacia mi persona, pese a ser  como cliente uno de los que proporcionaba su sueldo y con voz bastante seca  me preguntó ¿Que desea?  Después de explicarle que tenía cita sacó mi archivo y  me cobró  la consulta ,  seguidamente me ordenó que pasara  a  la sala de espera. Después de aguardar   como 25 minutos  me acerqué nuevamente a estas dos señoritas  para interrumpirlas de su amena charla   y le pregunté a la que supuestamente fungía de jefa, que en cuanto tiempo me atendería el Dr.  A lo que me respondió  que apenas lea mi expediente dándose cuente en ese instante que no se lo había llevado todavía, bueno me volví a sentar y al cabo de uno minutos  fui llamado.

Me recibió un Dr. Muy agradable y cordial en su trato , extranjero, quien después de chequearme me dijo que tendría que dilatarme los ojos para  ver mejor el interior,  por lo que me dio  una receta y me dijo me  acercara nuevamente   a la recepción para hacer el  nuevo  pago , lo que cumplí al pie de la letra , donde dicho sea de paso  me cobraron  más  que la consulta,  por  gotas que me aplicarían para dilatar mis ojos  , mientras procedían a registrar la operación , pensaba en la cantidad de médicos  peruanos   que tenemos trabajando en cosas diferentes a su real actividad por no conseguir empleo digno, luego del respectivo pago regrese al consultorio, donde me colocaron una gota a cada ojo ,la señorita   que realizara esta actividad,  supongo  que era la enfermera del Dr. ya que estaba en su mismo ambiente de trabajo pero sin uniforme, dicho sea de paso  ella me  ordenó que yo mismo me abriera los ojos. Después de este procedimiento raro, me dijo que espere media hora para que  la solución hiciera efecto, en la sala de espera  a la que acudí todo lloroso, producto de esas dos  carísimas  gotas. Camino a mi destino ordenado , pensaba que esas dos gotas que  prácticamente fui obligado a colaborar en su ubicación, eran las más caras que jamás  haya pagado antes. Me lagrimeaban tanto los ojos que me acerqué a la recepción  para solicitarles a las señoritas si podrían proporcionarme un algodón o algo  para secarme, su respuesta fue: Vaya al baño que allí hay papel, supongo que al ver mi cara de desconcierto  y ojos casi cerrados, la Srta. Vestida de enfermera  por orden de la chica con vestido de fiesta, que posiblemente se dio cuenta de su absurda respuesta, fue al baño y me trajo un  poco de papel higiénico todo disperso y colgando  por diferentes  lados en su mano, misma con la que agarraba la plata y demás utensilios de un lugar donde acuden pacientes con diversos problemas de salud, pero eso si su cara estaba muy bien pintarrajeada.  


La verdad que me dio miedo  secarme con eso por el estado en que tenia a mis ya sufridos  ojos y después de guardar disimuladamente en mi bolsillo  lo que me diera para que no se sintiera ofendida, con mis dedos procedí a secarme y me fui a sentar, pensando cual sería la  clase de educación habrían recibido en casa estas chicas y  el nivel tan pobre de los que dirigían la clínica sin tomar en cuenta las mas mínimas reglas de higiene y atención a los pacientes. Pero en fin pensé, estamos en Perú y algún día cambiará  toda esta calidad mediocre  de atención y servicio.

En esta espera, peleando ferozmente contra el aburrimiento, fui testigo de algo fuera de lugar, pasó un medico bien viejito  con su bata laboral, regresaba a su área de trabajo y al pasar por el costado de la chica vestida de fiesta, esta  le grita: OIGA DOCTOR, QUE LE PASA A UD. ¿SE A PELEADO CONMIGO? El anciano Dr. Por el grito, se sobresaltó  tanto, que pensé  realmente que le daría un infarto,  situación que gracias a Dios no sucedió, sin dejar de lado  el sobresalto también que dimos todos los pacientes que nos encontráramos en la sala de espera, después de reponerse el anciano medico, le preguntó a la chica  porque le decía eso a lo que dicha Srta. Inquiriría  porque no la había saludado, el Dr. Dibujó  una sonrisa forzada, contestándole que  si lo había hecho pero no lo escuchó y siguió su ruta en forma nerviosa a su  consultorio, justo al costado de quien me atendía. Al menos lo vi llegar bien.  Me extrañó esa cultura organizacional de la clínica, era especial por decir algo difícil de entender.

 A los 50 minutos tuve que acercarme para informarle a la enfermera que ya había pasado más  de media hora y luego de unos minutos me hicieron pasar. Sorpresa para mí fue que con la misma máquina que me había medido la vista y en esta ocasión  con el apoyo de  una pequeña linterna de mano y una lente de aumento especial, me chequeó  cada ojo.  Mientras esto pasaba seguía pensando en esas dos benditas gotas, las  más  caras de mi vida como también en el pésimo  servicio como  calidad e higiene   que recibiera en  una clínica. 
A mi salida procedí a buscar a la  persona  responsable de  atención a los usuarios para indicarle   estas situaciones que me encontré  en  menos de hora y  media,  la responsable me agradeció y prometió que inmediatamente se corregiría.  Me retiré  pensando  que esta actividad de servicio a la comunidad  originalmente,  era  ahora   crudamente un   negocio y  muy rentable dicho sea de paso , eso sí, a la Peruana, sin cultura organizacional , sin personal debidamente preparado en cuanto a lo técnico y atención y sectorizado por especialidades  articulando cada una de ellas sus propios ingresos, algo así como entrar a la casa del horror , donde paso que des te encuentras con diferentes sustos o como uno de nuestros mercados tradicionales donde cada puesto es un negocio diferente.  Y lo más preocupante    si  así  era el servicio de una clínica de nivel B    ¿Como sería el resto?

Mg. Dante Arbocco Quesada
Asesor Empresarial
www.elcapitalhumano.com